Vino con el invierno a traernos la sabiduría de la naturaleza y reconfortarnos el paladar.
De que la naturaleza es sabia, no hay dudas, con frecuencia lo comprobamos, aunque a ratos debemos admitir que nos sorprende y no precisamente con nuevas maravillas, sino percatándonos de algunas que han estado ahí toda nuestra vida, convirtiéndose en desapercibidas con cierto nivel de obviedad.
Esto me ha pasado con las naranjas, de toda la vida supe que las naranjas son ricas en vitamina C y que la vitamina C es una especie de “anti-resfriado”, y, aunque no es tan así, porque algún resfriado se cuela, su buen efecto preventivo tiene, entre sus muchas otras cualidades.
Pero esto, como decía, lo sé de toda la vida ¿Qué es lo que me ha impactado, entonces?
Que hasta ahora no me había percatado que las naranjas y muchos de su familiares, como el pomelo , la bergamota y la mandarina, son frutos de invierno y eso no es casualidad , es parte de la sabiduría de la naturaleza que nos provee de lo que necesitamos cuando más lo necesitamos , “ como si supiera” .
Pues parece que en Zoí si lo sabían, porque… ¡Volvió el budín de naranja! Suave y esponjoso con ese toque agridulce de la naranja y sus “secretitos” en la homogeneidad de la mezcla se ha convertido en el postre favorito de invierno.
Los otros postres siguen acompañándole, porque tienen sus fans todo el año, pero este dura poco, no te lo pierdas.
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